image003Ser escritor es un problema. Para algunos eres un pobre infeliz, un tipo raro. Una ex compañera al enterarse que era escritor me lo comentó: «ya se te veía ratito de pequeño». Para otros, los menos, eres un gran tipo, aunque no te conozcan de nada. Siempre a los escritores nos ha rodeado un halo de misterio, algunos han fomentado esta leyenda sobre nosotros, pero es todo mentira.
Algunos escritores buscan el prestigio, pasar a la posteridad o el aplauso de la crítica. Otros se conforman con los elogios de sus fans, sentarse en tertulias televisivas o vivir del cuento.
Ahora hablaré yo. Ser escritor es mejorar la vida de las personas, cambiar su perspectiva del mundo y abrir la mente de la gente. Los escritores tenemos una misión peligrosa, cuestionarlo todo, pensarlo todo y vomitarlo sobre el papel.
Durante años mis escritos han llegado a miles de mentes en todo el mundo y varios idiomas. Mi deseo es haber mejorado en algo la vida de esas personas. Hace no mucho comenté a una periodista de un medio importante que mi deseo era animar a aquellos que han tenido que abandonar su país, consolar a los enfermos postrados en cama, animar a los que están quemados, angustiados y estresados, pero ella se lo tomó a broma. Pensaba que los escritores vendemos libros y nos interesa la pasta. Me temo que si el 90 % de escritores se dedicara a esta profesión por el dinero, se terminaría la literatura. Desde Homero hasta Borges, ser pobre y escritor, en muchos diccionarios se toma por sinónimo.
Ahora hablaré yo. La escritura es un regalo divino, por eso pienso disfrutar de la literatura hasta que los intolerantes conquisten el mundo y prohiban la leer. Aunque al paso que vamos no hará falta. Mucha gente no lee, no sea que se dé cuenta de lo racista, ignorante, torpe y bruta que puede llegar a ser.